jueves, 22 de octubre de 2015

LA MEDIACIÓN DEL DIRECTOR ANTE CONFLICTOS INSTITUCIONALES: PROCESO NECESARIO EN TODA CULTURA ORGANIZACIONAL

Autor
Carmen Pineda


Hoy día las comunidades educativas necesitan de  un director que presente liderazgo con el propósito de impulsar desde la escuela la transformación social que exige la propia colectividad, ello forma parte de una cultura organizacional, por tanto el director como ser integral, debe caracterizarse como persona y profesional, relacionándose operativamente con el personal del plantel, padres y representantes, alumnado y comunidad en general, asumiendo de manera responsable las implicaciones y consecuencias de las acciones realizadas y favorecer los cambios de los contextos en los cuales interactúa a favor de la convivencia humana.
La cultura organizacional en un plantel la constituye el conjunto de creencias, valores, y formas de actuar de una institución educativa, por tanto asumir la mediación como un proceso de resolución de conflictos de índole meramente privado, confidencial, y voluntario, que permite que las partes implicadas puedan comunicarse entre sí, es un elemento relevante para mantener dentro de esa cultura relaciones interpersonales asertivas.
Otro aspecto de la cultura organizacional es la comunicación y qué hacer para que esta fluya en el acto de mediación, en tal sentido  Suárez, (1996), afirma que “a lo largo de todo el proceso, las partes hablan de reproches, posturas, opiniones, deseos, necesidades, sentimientos, y los mediadores deben ayudarles a que se expresen de forma constructiva y a que se escuchen, de tal manera que la comunicación que establezcan pueda ayudarles a resolver el conflicto” (p.14). Es común observar que en la raíz del conflicto  existe una mala comunicación, es por ello que los directores deben estar atentos si este proceso falla.
Cuando una persona malinterpreta lo que la otra ha querido decir y reacciona defendiéndose ante lo que considera una ofensa, aumenta la tensión del conflicto y nos encontramos más lejos de solucionarlo, por tanto resulta necesario que el director sea un mediador, al respecto, Dana (2002), manifiesta que la importancia de la  mediación jerárquica radica en concebirla como “herramienta de diálogo para uso de directivos, supervisores, jefes de equipo y otros,  que implica una forma simple de mediación de terceros para solucionar  un conflicto entre dos  trabajadores, de cuyo rendimiento el jefe es responsable” (p.9).
Por tanto,  el director debe  poseer un cumulo de estrategias pudiendo ser de índole cognitiva y conductual, a fin de emplearlas en la mediación de conflictos, ya que un ambiente escolar donde no se mantienen relaciones interpersonales armoniosas, se estaría amenazando el buen clima organizacional del plantel, por tanto el director tiene que ser muy sensible a que los canales de comunicación ascendente y descendente funcionen sin interferencia.
Es importante señalar que la calidad de las relaciones humanas no depende tanto de medidas o actividades, como de la calidad de las relaciones interpersonales. De hecho, afirma Mañú (1999) “si entre el profesorado de un colegio y los directivos no se establece una relación personal, cordial y de amistad, que traspase los límites de las puras relaciones institucionales, probablemente el colegio no cumplirá con eficacia sus objetivos” (p.20); quiere decir entonces,  que las cualidades personales y profesionales de un director, serán decisivas en la calidad de vida del plantel educativo, en especial el poder de la mediación que este pudiera poseer ante los conflictos que se presentan entre el personal a su cargo.
Es importante destacar que el gran aporte de la mediación al conflicto es la sustitución de la concepción tradicional de «ganar-perder» en las disputas, por «ganar-ganar», pues este cambio de concepción no sólo afecta a los resultados, sino también al proceso mismo, ya que modifica la actitud de las partes. Lo interesante de este proceso es que descubre la importancia de los intereses en las disputas, y con un buen análisis en cada una de las partes, se puede llegar a elaborar una solución que satisfaga a ambas.
De acuerdo con esto, el conflicto está ligado a la presencia de opiniones filosóficas diversas, a las diferencias en cuanto a ciertas percepciones, a las emociones y a situaciones de rivalidad o competencia, los conflictos existen cuando y dondequiera que las personas tengan contactos. Los conflictos tienen una connotación negativa para muchas personas y pueden manifestarse de diferentes niveles: a nivel verbal (por ejemplo, un individuo que desea decir la verdad pero tiene miedo de ofender); a nivel simbólico (cuando se dan dos ideas contradictorias), o a nivel emotivo (una impresión fuerte causa reacciones viscerales incompatibles con la digestión.
A manera de conclusión, una cultura organizacional será buena siempre y cuando se cumplan los objetivos institucionales, para ello es necesario un líder, un mediador, que permita la adhesión  de los miembros al sistema ya que de estos depende  que se logre la misión que da sentido a la existencia de la organización.  


Referencias Bibliográficas
Dana, D. (2002). Adiós a los Conflictos. Madrid. Edición McGRAW-HILL/Interamericana de España, S.A.U, Aravaca
Mañú, M. (1999). Equipos Directivos para Centros Educativos de Calidad. Madrid España. Ediciones Rialp, S.A

Suárez, M. (1996). Mediación: Conducción de Disputas, Comunicación y Técnicas. Buenos Aires, Argentina. Editorial Paidós.  

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